Ante los aranceles de Trump, los quesos DOP más famosos y exportados de Italia, el Parmigiano Reggiano y el Grana Padano, ya buscan mercados alternativos para salvar la crisis
Trump pone en peligro al Parmigiano. Entre los que más sufren la incertidumbre global están los productores de los quesos más famosos y exportados de Italia: el Parmigiano Reggiano y el Grana Padano.
Ambos productos requieren largos meses de maduración –de 12 a 36 meses–, lo que exige una planificación estable y a largo plazo. Los fabricantes de “quesos de pasta dura” destinan una parte significativa de su producción al mercado estadounidense (en el caso del Parmigiano, cerca del 22,4% del total), y la amenaza de nuevos aranceles los obligaría a una reorganización profunda, que todos esperan evitar.
La decisión de la Casa Blanca de congelar la medida el pasado miércoles se ha interpretado como una señal positiva, pero no disipa los temores y obliga a buscar planes B (y C), en los que España puede tener un papel central. Para entender mejor la situación, conviene distinguir entre estas dos grandes categorías del sector. El Grana Padano puede producirse en una zona geográfica más amplia del norte de Italia y con leche parcialmente desnatada. El Parmigiano, más madurado y complejo, responde a normas más estrictas y solo puede elaborarse en determinadas provincias de Emilia-Romaña.
España y Portugal se perfilan como alternativas clave en caso de que EE.UU falle
Algunos ministros italianos han cometido el error de agrupar estos quesos bajo un mismo paraguas, argumentando que los productos italianos son adquiridos en EE.UU. por consumidores ricos que no dejarán de comprarlos si el precio sube unos pocos dólares. ¿Daños modestos, entonces?
“Es un argumento que rechazo, porque en nuestro caso no se sostiene”, responde Stefano Berni, director general del Consorcio Grana Padano, que agrupa a 135 queserías y 142 empresas de maduración, siendo el producto DOP más vendido del mundo. “Tal vez funcione para el Parmigiano Reggiano, pero nosotros trabajamos en el food service , es decir, vendemos mucho a restaurantes estadounidenses que pueden consumir cinco kilos de queso al día. ¿Cómo se puede decir que el daño sería modesto?”.