Los sensores electrónicos permiten detectar los animales en celo, monitorear la temperatura y el peso corporal y medir la producción y la calidad de la leche en tiempo real.
La incorporación de tecnología de sensores permite la medición de la actividad de cada animal, el tiempo que los animales están comiendo, la rumia, la temperatura, el peso corporal, la producción y la calidad de la leche, según una nota del diario La Nación de Argentina.
Algunos llegan a medir hasta la concentración de metabolitos y hormonas en la sangre. Todo en tiempo real. Estos sensores generan enorme cantidad de información, precisa e inteligente, para una mejor toma de decisiones en el negocio lechero.
“En los sensores de movimiento, que permiten determinar actividad, rumia, tiempo de consumo de alimento y temperatura corporal, hay numerosas opciones en collares y caravanas electrónicas que posibilitan determinar el patrón para cada uno de estos aspectos. Estos datos permiten detectar las vacas en celo y las horas de inactividad, y hacer diagnóstico de enfermedades posparto”, afirma Julián Bartolomé, Responsable de Reproducción en Select Sires & Juan Debernardi, en la nota de La Nación.
En la versión caravana electrónica, CowManager (Select Sires Inc.) consta de módulos de fertilidad, salud, nutrición y uno muy particular denominada “Find my cow” (encuentra mi vaca), que permite localizar la vaca en el establecimiento con ventajas para realizar tareas como inseminación artificial, tratamientos sanitarios, etc.
Al hacer un poco de historia sobre estos temas, Gabriel Calderón, gerente de producto de MSD Animal Health Intelligence para Argentina y Chile, recuerda que los líderes de los sistemas de monitoreo animal fueron los israelíes. “Comenzaron midiendo cuantos pasos daba cada vaca y eso se relacionaba con la actividad diaria y con la producción de celo. Con el correr del tiempo se lograron otros desarrollos que incluyeron la identificación electrónica de la hacienda, las tecnologías de monitoreo del comportamiento animal en el campo y luego las herramientas que controlan el proceso de ordeño para hacerlo más sencillo y eficiente y evitar el sobreordeño lesivo para los animales”.
En los últimos años, en la sala de ordeño también se ha incorporado tecnología que facilita y mejora la calidad del trabajo. Las empresas proveedoras de este equipamiento tienen disponibles sistemas con medición de la producción de leche diaria, indicadores de flujos de leche, evaluación de la calidad del ordeño y de las características de la leche. Los sistemas robotizados agregan la posibilidad de ordeño voluntario, donde todos estos procesos están automatizados.
Para la medición de producción diaria de leche existen alternativas para adoptar en sistemas de ordeño convencional y robotizado. La posibilidad de medir la producción de cada vaca en cada ordeño, y también algunas características de la leche, es una gran herramienta para la toma de decisiones. Estos sistemas no solo miden la producción de leche, sino que permiten evaluar su flujo por minuto y el tiempo que tarda cada vaca en ordeñarse. Algunos sistemas, además de los retiradores automáticos de pezoneras, han incorporado la preparación de la ubre, la estimulación y el sellado automático en la búsqueda de una excelente rutina de ordeño.
Además, las máquinas de ordeño pueden estar equipadas con sensores que permiten detectar casos de mastitis. Uno de ellas da la posibilidad de detectar el cambio en la conductividad eléctrica, que posibilita detectar las modificaciones en la permeabilidad capilar sanguínea que se produce durante la mastitis. Otros sensores detectan enzimas o cambios de color (reflexión o generación de luz) que aparecen como respuesta a la infección.
La tecnología va más allá. Según el gerente de Software de Manejo del Rodeo de DeLaval, Carlos Calleri, citado por el periódico, “hay herramientas que permiten predecir la posibilidad de desarrollo de varias enfermedades en las vacas lecheras. El proceso es así: se parte de una buena identificación de cada animal, que se complementa con sensores que recolectan información sobre la salud de las vacas. Estos datos son compartidos por todos los integrantes del equipo de trabajo del tambo a través de redes locales de wi-fi. Luego, mediante algoritmos, se puede predecir la posibilidad de desarrollo de cetosis o de fiebre de leche, por ejemplo, a través del seguimiento de distintos parámetros que consideran la producción y flujo de leche, entre otros indicadores”.
Fuente: CONtexto