En dos décadas, del año 2002 al 2022, ha desaparecido el 50 por ciento de los pequeños productores de leche bronca del estado de Puebla. En ese lapso, la cifra de mini empresarios dedicados a la venta del lácteo pasó de 5 mil a 2 mil 500. La drástica reducción se debe a múltiples factores, pero, principalmente, a que dejó de ser una actividad bien remunerada, como lo era en el siglo pasado.
Hace 20 años los productores percibían un ingreso neto de 6 mil pesos a la semana, y ahora solo reciben 500 pesos aproximadamente, lo que los ha orillado a abandonar el sector para dedicarse a otros oficios con mayores oportunidades económicas, entre los que se encuentran la elaboración de muebles, siembra de alimentos para animales o la renta e incluso venta de sus terrenos.
Ángel Minutti Lavazzi, presidente de la Unión Ganadera de Puebla, dio a conocer que esta problemática se debe a que el alimento para mantener a las vacas se ha encarecido hasta en un 50 por ciento, mientras que el precio de la leche sigue manteniendo su valor de años atrás, la cual se vende de 6 a 8 pesos el litro, lo que genera que las ganancias sean casi inexistentes.
Esta situación se refleja en los municipios de Libres, Oriental, Tecamachalco, Rafael Lara Grajales, Tlachichuca y en San Gregorio Atzompa, que tiene como punto relevante a Chipilo, donde la economía principal de los habitantes era la producción de la leche.
“Si hacemos un comparativo entre lo que ganan los productores por la comercialización de la leche, con lo que gastan para mantener al animal, concluimos que ya no es un negocio, porque la remuneración es mínima o incluso existen pérdidas (…) Por eso, los pequeños productores están dejando la actividad y deciden vender su ganado para dedicarse a otras cosas que les deje dinero”, explicó.
El empresario ganadero detalló que, a raíz del abandono de la actividad, el territorio poblano ha perdido reconocimiento como una de las cuencas lecheras más importantes de la República Mexicana.
Incluso, aseguró que, si la situación económica del sector continúa cayendo, la producción del lácteo en Puebla podría extinguirse en un plazo no mayor a 10 años, afectando a las familias poblanas, así como a las personas que utilizan la leche como insumo principal para la elaboración de otros productos.
Falta de infraestructura
Ángel Minutti resaltó que la falta de infraestructura en los pequeños establos de la entidad provoca que los intermediarios o las grandes empresas, las que llevan la leche hasta los estantes de los supermercados, no paguen el precio justo, la cual debería ascender a los 12 pesos por litro.
Comentó que los productores no cuentan con el equipo necesario para producir grandes cantidades de leche para satisfacer la demanda, y tampoco tienen termos de frío para mantener el producto en óptimas condiciones.
“Lamentablemente los pequeños productores no tienen la infraestructura necesaria para vender la leche a los precios reales, pues los intermediarios piden grandes cantidades de producto, además, la quieren fría. Si no se cumplen con estas características, el pago se reduce, porque los lecheros gastan más por trasladarse a muchos establos y recoger pocos litros”, profundizó.
El Chipilo lechero se extingue
El Sol de Puebla llevó a cabo un recorrido por algunos de los municipios que se dedicaban a la producción de la leche, con el objetivo de evidenciar la problemática por la que atraviesa el sector.
Durante la investigación se descubrió que la localidad de Chipilo, en San Gregorio Atzompa, es una de las más afectadas por el abandono de la actividad, pues el 99 por ciento de los ganaderos han desaparecido. En los mejores tiempos había 500 productores. Ahora solo quedan 5.
Como ejemplo de la extinción de la actividad se encuentra el señor Martín Berra, de 53 años de edad, quien comentó que desde muy pequeño sus padres le enseñaron el oficio de ganadero y productor de leche, lo cual se convirtió en su principal fuente de empleo durante su vida adulta.
Incluso, aseguró que en su mejor momento llegó a tener más de 100 cabezas de ganado, sin embargo, nunca imaginó que con el paso del tiempo vería desaparecer su oficio.
El pasado 17 de febrero, el padre de familia se vio en la necesidad de vender sus animales debido a la falta de recursos, pues explicó que, desde hace varios meses, la actividad ya no le generaba ganancias, incluso solo le traía deudas y problemas.
“Toda la vida me he dedicado a las vacas, creo que hasta nací con ellas, pero esto ya no es negocio, porque ya no me dejaba ni para pagarle a los trabajadores (…) Tomé la decisión de vender mis animales para ver si otro negocio me va a dejar más. No quiero hacerme millonario, solo quiero tener dinero para vivir. Eso quería con mis vacas, pero ya no pude, porque ese negocio se acabó todos mis ahorros y me generó deudas”, declaró.
El hombre reconoció que durante mucho tiempo continuó produciendo leche, pese a que ya no era algo rentable, pero lo hacía por amor a sus animales y por seguir con el legado de sus padres.
“Yo nunca pensaba vender mis vacas, y las seguía teniendo por amor, nada más, porque dinero ya no había. Llegó un momento en que ya no pude más porque me estaba endrogando por todos lados, y eso me puso a pensar que era el momento de dejar la actividad, pues si seguía, dejaría a mi familia con deudas, y eso no es justo para ellos (…) Estoy en quiebra, ya no jaló el negocio, ya no se pudo hacer nada, y ni modos”, concluyó.
Durante el recorrido se pudo constatar que los pocos ganaderos vigentes de la zona siguen produciendo leche debido a la falta de oportunidades laborales que les genera su avanzada edad.
Es decir, los pocos que quedan son personas adultas. Uno de los casos es el de Eugenio Mazzoco Mioni, quien reconoció que, aunque la producción de la leche ya no es algo rentable, se sigue dedicando a la actividad debido a que no le dan trabajo en ningún otro lado, por lo que debe seguir generando recursos para alimentarse.
“No sé hacer otra cosa, nací en esto. A qué me dedico si ya estoy viejo. No hay otras opciones, porque en una fábrica no nos dan trabajo. Por eso, como ganaderos, le seguimos apostando a esto, porque en otro lado ya no nos ocupan. Seguimos produciendo leche o nos morimos de hambre”, precisó.
Malbaratan sus vacas en 4mil pesos
El municipio de Libres es otro que se ha visto afectado por el abandono de la industria lechera, pues en los últimos años las cabezas de ganado han disminuido hasta en un 76 por ciento.
Así lo detalló Noé Fuentes López, presidente de la Unión Ganadera de la zona, quien comentó que en el 2015 cada ganadero tenía en sus ranchos 60 vacas, y para el 2022 les quedan 14 animales.
Esto debido a que se han visto en la necesidad de venderlos para poder cubrir sus gastos corrientes, como lo son vivienda, alimentación y vestido, pues la actividad ya no les genera ganancias.
“Lamentablemente, los productores han ido vendiendo su ganado para mantenerse, pues la producción de leche ya no les deja dinero para subsistir, lo que ha ido mermando la economía familiar”, apuntó.
El también ganadero declaró que, debido a la falta de dinero, han tenido que comercializar sus animales a un precio más bajo, pues cada vaca tiene un costo de 20 mil pesos, y las venden hasta en 4 mil pesos.
“Antes nuestras vacas valían, pero con nuestra necesidad ya no tienen el mismo valor, pues los compradores abusan y las quieren baratas. Como ejemplo, un animal tiene un costo de 20 mil pesos, pero las dejamos hasta en 4 mil, con tal de obtener un poco de recursos económicos”, indicó.
Este comentario fue respaldado por María Concepción Ojeda León, productora de leche en el mismo municipio de Libres, quien explicó que ha tenido que vender sus animales para poder mantener a otros.
“Es un trabajo realmente difícil, vamos saliendo adelante con mucha dificultad. A veces tenemos que meterle dinero extra porque los animales no costean su alimentación por sí solas, y tampoco generan las mismas ganancias de antes. Hemos tenido que vender cabezas de ganado para mantener a otras, pues el alimento ha subido mucho de precio”, reconoció.
Lanzan S.O.S
A fin de continuar trabajando en el sector de la leche, los pequeños productores hicieron un llamado a las autoridades federales, estatales y municipales para que desarrollen programas de apoyo.
En este sentido, Arturo Fuentes Hernández, productor del municipio de Libres, declaró que, para salvar la actividad, es necesario que los gobiernos les otorguen tres cosas importantes.
La primera es una sala de ordeña para que puedan producir una cantidad mayor de leche; la segunda, subsidios en los alimentos de las vacas y, por último, una ley para regular el precio del producto, a fin de generar ganancias justas.
“Necesitamos apoyos por parte del gobierno, porque por cuenta propia es muy difícil seguir trabajando. Para salvar la actividad, es indispensable regular el precio de la leche, tener una sala de ordeña y subsidios para el alimento”, finalizó.
Fuente: El Sol de Puebla
Autor: Javier Zambrano