“Doña Ofelia” es un establecimiento rural que produce leche en 50 hectáreas y está ubicado en la zona rural de la localidad bonaerense de Guaminí. Este campo, desde 2015, produce de manera agroecológica carne y leche.
Además cría ovejas, cerdos y pollos, y elaboran quesos que comercializan a escala local, sin intermediarios y a un precio justo. El emprendimiento, que cuenta con el acompañamiento del INTA, instaló una planta de procesamiento láctea a través de un financiamiento financiamiento otorgado por el programa “Argentina contra el Hambre” del MinCyT.
En busca de un equilibrio entre la producción de leche y carne, en “Doña Ofelia” se hace un ordeñe por día y se cría al ternero con la madre. De esta forma, el ternero sella el pezón y se evita el riesgo de mastitis. Además, la vaca y el ternero transcurren sus días sin estrés, lo que repercute en una menor incidencia de enfermedades y en una buena ganancia de peso del ternero.
“Tenemos unas 45 hectáreas destinadas a pastoreo, con unas 30 vacas, 16 a 20 en ordeñe –según la época del año– y el resto destinado cultivos de cosecha para hacer los verdeos básicamente avena con vicia o cebada”, detalló Martín Rodríguez, dueño del campo. También agregó: “El tambo produce entre 8 y 10 litros de leche de calidad por día, casi sin gastos”.
Una sala de elaboración propia
La sala de elaboración de quesos, recién inaugurada, es parte de un proyecto resultado de una convocatoria del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación “Argentina contra el hambre”. El proyecto impulsa una experiencia piloto integral con tambos agroecológicos familiares de Guaminí y lo gestiona Gabriela Giordani, del IPAF Región Pampeana del INTA.
“Estas iniciativas son posibles gracias al trabajo conjunto entre productores e instituciones”, destacó Giordani, quien reconoció que para que la sala de elaboración láctea hoy esté funcionando en tiempo récord fue clave el aporte de ambos.
“Esta sala permite que tamberos familiares agreguen valor a su producción, mejoren sus ingresos y calidad de vida, al tiempo que contribuye al poblamiento de las zonas rurales y periurbanas y al fortalecimiento de los circuitos cortos de comercialización”.
Por último, señaló que en los sistemas agroecológicos los costos son menores y la productividad global de los campos no debería estar por debajo las medias zonales de producciones convencionales.
El esfuerzo siempre está
Rodríguez es un productor familiar de la provincia de Buenos Aires que, cuando era niño se iba con el caballo al monte, lejos de la casa, –cuenta con emoción en sus ojos– y pensaba en cómo mejorar el campo, “cómo ayudar a mis abuelos y padres en la cría de las vacas, cómo producir más y mejor”.
Al terminar la secundaria se fue a estudiar Agronomía a la Universidad del Sur en Bahía Blanca, pero abandonó a una materia de graduarse. Y ya con casi 30 años se hizo cargo del predio familiar de 50 hectáreas “Doña Ofelia”, que lleva el nombre de su bisabuela.
“Soy quinta generación de productores viviendo en el campo. En la época de mis abuelos, el campo prosperó y pudieron ser propietarios, pero luego todo se vino abajo y había muchas deudas”, recuerda Rodríguez.
“Cuando volví a la chacra en 2015, supe que debía diversificar y poner un tambo, que es lo que habíamos hecho desde siempre en la familia. Había escuchado de la agroecología. Me costó al principio, pero luego de pensarlo mucho supe que peor no podía estar y di el paso. Hoy estoy agradecido”, aseguró.
En su campo, se produce trébol, vicia, avena para los animales, también un poco maíz con mijo. Hay ovejas, chanchos, gallinas y hasta una huerta. Todo parece estar en interrelación, como reivindica la agroecología.
Una ciudad pionera
Guaminí es pionera en la producción agroecológica. Así lo asegura Marcelo Schwerdt, del Centro de Educación Agraria nº 30 del distrito e impulsor desde el 2016 de la Red Nacional de Municipios y Comunidades que fomentan la Agroecología (Renama).
“La superficie destinada a producir de manera agroecológica en Guaminí se incrementó un 4 mil por ciento” aseguró Schwerdt, quien –además– destacó que “los rendimientos se mantuvieron en el promedio de la zona y los costos se redujeron entre un 30 y un 40 por ciento”.
En referencia a los tambos doble propósito, Schwerdt explicó que, “en el periurbano de Guaminí, hay tres tambos que producen de manera agroecológica y otros cinco que se encuentran en transición”.
El proyecto Renama empezó en 2016 con dos comunas: Guaminí en Buenos Aires y Gualeguaychú en Entre Ríos. “Poco a poco fuimos sumando municipios y también comunidades que fomentan la agroecología y ya somos más de 40”, reconoció Cerdá. Por último agregó que este año hay 95 grupos agroecológicos en el programa Cambio Rural del Ministerio, 900 productores más que el año pasado.
Fuente: El ABC Rural