Desconcierta la preocupación del gremio ganadero pues durante las negociaciones de los TLC estuvo en el “cuarto de al lado”. Así, nada de lo que está sucediendo ahora con los lecheros puede tomarlos por sorpresa. Solo se nos ocurren tres respuestas posibles para entender qué pasó.
- Fedegán no se opuso al tratado como quedó.
- Dio su brazo a torcer para lograr mejores acuerdos de otros productos.
- Al que invitaron a las negociaciones no lo escucharon.
Aceptar equivocaciones luego de 400 años, como le sucedió a la Iglesia cuando pidió perdón por los desmanes de la Inquisición, no puede ser una propuesta de Fedegán. Por eso sugerimos que, aunque no es común escuchar las excusas de ese gremio, empiece este nuevo año aceptando el error que cometieron.
“Errar es humano”, como dice el dicho y nadie puede cobrarle los platos rotos a la federación. Pero sí sería bueno que no continúe promoviendo la idea, que mucha gente tiene, de que es un gremio distante.
El gerente de Fedegán ha aclarado que ellos advirtieron sobre lo acontecido con el TLC. Aunque bien es cierto, no nos convence. No se trata de advertir, sino de ofrecer soluciones como uno de los gremios de la ganadería.
Desde luego, deberían también invitar a Analac a que lidere esas conversaciones, sin desconocer a Fedegán. Se le deben presentar al actual Gobierno fórmulas para que se posponga la importación libre por otros cinco años y en paralelo proponerles a los lecheros soluciones para que no los arrase la importación sin aranceles. Dicha negociación debe incluir, sin duda alguna, a los Estados Unidos y a la Unión Europea.
En Demogan tenemos claro que sacar de circulación a un país ganadero, como es el nuestro, es un disparo en el pie en el mediano plazo para los grandes jugadores.
Sin embargo, no podemos aceptar que los tratados se negocien con vencedores y vencidos. Abogamos por una ganadería abierta no proyectada a 10 o 15 años, sino a 100 años.
Entendemos que los sectores deben estar representados con independencia entre sí, pero esto no quiere decir que se debe rechazar el trabajo en equipo. Trabajar separadamente es conveniente, pero aprender a unirse define la posibilidad de estar vigentes dentro de 100 años. Por ende, sugerimos que Asoleche también esté presente en las negociaciones.
Desde hace más de una década hemos promovido la necesidad de instalar una planta de leche en polvo en la costa, con la claridad de que esta debe tener la capacidad de exportar y, al mismo tiempo, debe manejar inventarios para que nuestra industria no tenga la necesidad de importar.
Conquistar mercados exige tener el largo plazo en la mira. Volvemos a proponer que los lecheros puedan ser socios de este emprendimiento, que debe estar bien financiado y tener nómina y calidad de clase mundial.
En una frase, queremos que la producción de leche sea competitiva antes de abrir las puertas a los competidores del exterior.
Qué bueno que Fedegán pone el tema de los tratados en los que estuvo presente para que el debate sea norma y no un milagro.
Fuente: La Silla Vacia
Autor: Roberto Ramirez Ocampo