El informe global de Robabank alerta que la industria argentina tiene un margen limitado para aumentar precios a los tamberos, mientras los productores están bajo la presión de los incrementos de insumos y alimentos para el rodeo.
Un informe internacional realizado por la prestigiosa Rabobank espera una caída continua en la producción de leche del primer semestre de 2022 en las 7 regiones exportadoras grandes del mundo del 0,7 % interanual frente al máximo comparable del año pasado, antes de una leve recuperación a partir del segundo semestre de 2022 y hasta el primer semestre de 2023.
Además, alerta que los precios al productor han seguido los precios de las materias primas al alza en todo el mundo, con más potencial alcista en algunas regiones. Aún así, los crecientes costos de los insumos, la falta de mano de obra, el clima desfavorable y la calidad y los precios variables de los alimentos continúan limitando la respuesta productiva de los productores.
En lo que respecta a la Argentina, el trabajo describe un cuadro de situación compleja que ya los productores habían definido en este suplemento la semana pasada como “una tormenta perfecta”.
Lo cierto es que Rabobank señala que el calor extremo y el clima seco han reducido la producción de leche en el primer trimestre de 2022. “Una ola de calor extremo azotó la principal cuenca láctea de Argentina durante enero, provocando temperaturas récord y condiciones de sequía. Como resultado, se registró una reducción en la producción de leche en enero de 2022 en comparación con enero de 2021”, detalló.
Además, el extremo calor impactó negativamente en la comodidad de los animales y resultó en un aumento en los precios del maíz y la harina de soja.
“En una nota positiva, los agricultores están mostrando signos de resiliencia y una mejor planificación durante las olas de calor. Los ganaderos lecheros se están moviendo hacia modelos de producción más intensivos en Argentina, con menor dependencia de forrajes y un aumento significativo de la producción en estabulación libre. Esto ha significado que a pesar del calor extremo, el impacto relativo en la producción de leche ha sido más moderado que en episodios similares anteriores”, destaca también Rabobank.
Por otra parte, la dependencia de la alimentación suplementaria ha aumentado y, a pesar de las restricciones del mercado interno a las exportaciones, los precios de los cereales continúan aumentando, especialmente en comparación con los precios de la leche.
Los márgenes de los agricultores se están contrayendo a pesar de las recientes subidas de los precios de la leche. Los tamberos están sintiendo los efectos del aumento de los precios de los cereales, que también se ven agravados por los costos más altos de los fertilizantes y la inflación general. “La industria procesadora acordó un aumento del 4% en los precios de la leche en la granja en enero. Sin embargo, esto no compensa el aumento de los costos. Se espera que la producción total de leche disminuya alrededor de un 2 % en el primer trimestre, con un empeoramiento de los márgenes para los productores lecheros”, refuerza el informe.
¿Restricciones a la exportación?
Luego remarca que el aumento de las existencias a partir de 2021 es suficiente para abastecer el mercado local y continuar con las exportaciones. Las cifras de producción más débiles no afectarán las ventas en el mercado interno ni las exportaciones en el primer semestre de 2022. La industria de procesamiento está bien abastecida gracias a la fuerte producción del año pasado, lo que significa que las empresas intentarán mantener su participación en el mercado local y en el mercado de exportación. Sin embargo, existe la preocupación de que algunas restricciones adicionales a las exportaciones puedan implementarse más adelante en el año, si la producción nacional no se recupera.
“La inflación general continuará perturbando el consumo y la producción de lácteos. La espiral inflacionaria continúa en Argentina, con consecuencias negativas para consumidores y procesadores”, alertó Rabobank.
Y agrega: “Los consumidores son cada vez más dependientes de los subsidios, en un momento en que los déficits gubernamentales deben controlarse para que la inflación disminuya. Para los procesadores, la pérdida del poder adquisitivo del consumidor impacta negativamente en las ventas, ya que los compradores cambian a productos más accesibles. Además, la inflación general continúa afectando los costos de producción y ejerce una mayor presión sobre los márgenes”.
Fuente: Puntual