Néstor Crespo, con 65 años deja la actividad en su tambo «El Rincón» tras más de cuatro décadas de actividad, en Colonia Seré, ubicado en la localidad bonaerense de Carlos Tejedor. «Se me cayó un lagrimón cuando vi las vacas que se iban. pero por otro lado, me liberé de los gastos que tenía» como productor lechero y de lácteos la pasada semana, aseguró Néstor.
Es un tambo más que cierra en la Argentina. Néstor había comenzado con esta actividad en agosto de 1980, cuando vivía en el campo junto a su hermano, cuando su padre le había comprado como «negocio» unas quince terneras overas para ordeñar.
Néstor puso el ojo en los intermediarios, que para él terminan ganando más plata que los tamberos “que están todo el día debajo las vacas”. Agregó también: “te cobran anticipo de impuesto a las Ganancias. Es gente que no sabe nada de campo. Son socios en las ganancias, pero no cuando perdés”.
Allí, recuerda que el ordeñe lo comenzó «a mano», y el primer ordeñe en el cual entregaron nada más de 24 litros. Así estuvieron tres años ordeñando a mano, y llegaron a obtener unos 400 litros diarios. Luego con un máximo de 80 vacas, y mejor genética gracias a la inseminación y a empleo de un toro holando, la cosa mejoró con la compra de una ordeñadora.
Luego, impulsado por el Centro Educativo Para La Producción Total Nº 9, generaba masa para mozzarella a una fábrica de Lanús, dándole valor agregado a la leche, pero ni así pudieron sostener el tambo. En ese momento, su hermano continuó con la producción de chacinados y se desvinculó del tambo. Sin embargo, Néstor aguantó la actividad láctea hasta el pasado 15 de febrero. }
«La fecha quedará en nuestra memoria porque se decidió dar de baja el tambo y vender las vacas. Final de un ciclo», explicó en el portal Inbotec04 de Realicó.
«Los números son cada vez más chicos. Tuvo problemas de salud y me fui a vivir al pueblo hace seis años. Me costaba conseguir gente para trabajar. Y en los últimos días, el empleado se enfermó y no iba. Y ahí decidí vender todo», manifestó Néstor.
Así decidió vender parte de las vacas holando que tenía en producción: 39 animales a $180.000 cada una y otras 19 (viejas y vacías) a $ 150.000 cada una. De las 100 hectáreas que le quedaron tras dividir la herencia, las alquiló para agricultura y una parte se quedó con vaquillonas preñadas holando que no quiso vender y también con vacas con terneros.
Fuente: Infotambo