Lácteos Verónica, que tiene tres plantas en Santa Fe, propuso esa salida en una audiencia convocada por Trabajo. Según un experto, se trata de una crisis “terminal” en un sector dominado por empresas extranjeras debido a la políticas anticompetitivas que sufrieron las firmas locales en los últimos 20 años
Lácteos Verónica, empresa con plantas en Totoras, Lehman y Suardi, en la provincia de Santa Fe, pidió un procedimiento preventivo de crisis y propuso despedir a 210 operarios, quedarse con 330 para sostenerse, en lo que algunos consideran una “crisis terminal”.

La firma láctea atraviesa una crisis financiera con más de 2.000 cheques rechazados por casi $6.600 millones, según datos de la Central de Deudores del Banco Central.
La empresa debe más de un medio de salarios, además del aguinaldo de su personal y ayer viernes expuso su dramática situación en una Audiencia por Zoom entre trabajadores y empresarios, convocada por la Secretaría de Trabajo de la Nación.
Desde hace meses, la empresa atraviesa una severa crisis financiera con cheques rechazados. Hasta ahora lleva acumulados 2132 cheques devueltos por $6.598.878.452,14 por falta de fondos, según consta en la Central de Deudores del Banco Central (BCRA).
Según reportó el diario La Capital, de Rosario, durante la pandemia la empresa llegó a cargar 23 camiones diarios y procesar más de un millón de litros de leche por día, pero en los últimos meses no llegaba a los 200.000 litros y desde junio la producción se volvió prácticamente nula.
Mientras tanto, el gremio Atilra, prepara nuevas medidas de fuerza y evalúa realizar on denuncias en el fuero penal tributario, por incumplimientos en aportes y retenciones. La Comisión de Asuntos Laborales de la Legislatura santafesina se reunió con delegados para seguir el caso y evitar que la situación derive en un desguace total de la empresa.
Situación terminal
Un observador del sector lácteo consultado por Infobae y que pidió reserva de su nombre inscribió el caso en el contexto de una larga crisis del sector lácteo en el que ya casi no quedan empresas nacionales y que fue siendo dominado por grandes firmas extranjeras, con disponibilidad de capital e inversión en maquinaria y resultados de productividad que dejan fuera de juego, en particular, a las pymes lácteas, a menos -aclaró- que evadan impuestos o que se concentren en nichos específicos de producción, como quesos de especialidad.
Desde la firma alegaron que la crisis está estrechamente relacionada con la situación del sector lácteo, en el que en 2024 se registró una caída del 7% de la producción y de casi 10% en el consumo interno, en un contexto de aumentos de costos, infraestructura inadecuada, cuasi-oligopolio de un puñado de firmas dominantes e inexistencia de crédito a tasas “razonables”. La empresa vendió un edificio y habla de readecuar su tamaño para seguir existiendo.
Condiciones para sobrevivir
Según el acta de la audiencia de ayer, buscaría pagar a los 210 empleados que pretende despedir una indemnización reducida, invocando una situación no acreditable al empleador, suspender al 30% por 60 días y abonar el 75% de los salarios como “no remunerativos”, amén de cambiar turnos y reducir la jornada laboral por 120 días. Atilra, un gremio particularmente complejo para las empresas del sector, consideró inaplicable la propuesta.

Según un reciente informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en el primer semestre la producción láctea creció 12% respecto de igual período de 2024, que fue de muy baja producción, pero la producción se reducirá en el segundo semestre “ya que los finales de 2024 ya mostraron recuperación; puede verse en el acumulado que las variaciones ya comienzan con crecimiento decreciente en junio”. La perspectiva es que a final del año la recuperación de la producción (en litros) respecto del muy mal 2024 esté entre 6,5 y 7,5 por ciento.
“Los dueños (de Lácteos Verónica) no van a hablar. La situación es terminal. La producción láctea subió 12% y el consumo se está recuperando, pero el problema en el sector es de arrastre, no comenzó en diciembre de 2023; es el producto de 20 años de caída constante de empresas nacionales”, dijo a Infobae el experto consultado, quien recordó el avance del dominio de grandes lácteas internacionales, como la canadiense-norteamericana Saputo, que en la Argentina detenta marcas como La Paulina, los quesos Molfino, los quesos “estilo italiano” Stella y la marca Ricrem, y la francesa Savencia Fromage & Diary, que en abril de 2023 compró Milkaut, empresa fundada en 1928 por la familia Williner, inmigrantes suizos, también en Santa Fe, que incluye marcas como Santa Rosa. Además, la francesa Danone y la local Arcor detentan el 50% de La Serenísima, con vistas a quedarse con la totalidad de lo que antes manejaba la familia Mastellone.
“Es un proceso largo, fueron más de 20 años: 40% de presión impositiva, trabas a la exportación, gobiernos fijándote precios y un sindicato tenebroso como Atilra, que tumbó Sancor y ahora Verónica, hay que ser Superman para sobrevivir en este escenario”, dijo el experto consultado por este medio.
“Este problema se incubó antes”, insistió, y dio como ejemplo que cuando la leche en polvo valía USD 5.000 la tonelada en el mercado internacional el kirchnerismo, a través del entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, impidió exportar y dispuso un precio interno equivalente a USD 2.100 la tonelada. La Argentina, dijo, tiene “ventajas comparativas” para ser un proveedor mundial de lácteos, pero aplicó políticas anticompetitivas que hicieron imposible capitalizarse y mejorar la eficiencia productiva.
A modo de ejemplo señaló que Saputo, la firma americano-canadiense y hoy láctea más grande en la Argentina, produce más de 5.000 litros diarios de leche por empleado, pero Verónica no llegaba siquiera a 1.000 y en los últimos meses a mucho menos aún.
Fuente: https://www.infobae.com/economia