En esta línea, la compañía, con sede en la ciudad santafesina de Rafaela y una facturación de más de $ 21.000 millones en 2020, expandirá su portfolio , como lo hizo recientemente con la oferta de nuevos yogures y quesos untables y rallados. También, prevé explorar el negocio de leches larga vida y en polvo.
Sus tres fábricas ubicadas en el corazón de la cuenca lechera -en las localidades de Arrufó, Bella Italia y El Trébol- procesan aproximadamente 540 millones de litros de leche al año.
Luego, se transforman en 234 millones de kilos en artículos comercializados bajo el nombre de Ilolay , que el año pasado resultó la quinta marca preferida de los argentinos , según el Reporte Brand Footprint de la consultora Kantar.
En sus plantas, la firma creará elaboraciones de estos productos que apuntan a duplicar el nivel de fabricación actual, al tiempo que automatiza sus líneas de producción , con tecnología de punta destinada a optimizar su performance .
«Los alimentos de este segmento tienen un gran potencial, dirigidos a un target de consumidor que busca cada vez más opciones de este tipo para su rutina diaria», sugieren allegados a la compañía familiar, con más 90 años de trayectoria.
De esta manera, la apuesta permitirá «jugar» en términos de pricing . Al quedar fuera de los programas de control de precios, en principio, la compañía podría fijar los valores de estos artículos, esquivando así las restricciones.
La marca prevé el lanzamiento de nuevos productos
Al estar imposibilitada de trasladar a los precios de venta el aumento de los costos , atados a la creciente inflación, sufrió una pérdida de rentabilidad operativa que derivó en el refinanciamiento su deuda para evitar una eventual cesación de pagos.
«El año pasado, los costos subieron por encima del 40%, mientras que los precios autorizados apenas alcanzaron un aumento del 8%, por las limitantes de los programas Precios Máximos y Cuidados. Esta brechagenera un margen neutro o negativo para la mayoría de los players , del que Ilolay no queda exento», afirman conocedores de la industria, y agregan que a ello se le suma «el agravante de la retracción del consumo producto de la pandemia».
Según el Informe de la Fundación Mediterránea «Coyuntura de la cadena láctea», «el fuerte aumento en costos y sus efectos adversos sobre la rentabilidad de la actividad (en terreno negativo en muchos establecimientos) no son una buena noticia para la producción futura» , por lo que las empresas deberán reinventarse.
Fundada en 1928 por Alfredo Williner -hijo de José María Williner, que llegó a la Argentina desde su Suiza natal a fines del siglo XIX y se convirtió en propietario de varios tambos-, la empresa de capitales nacionales participa en el mercado internacional con una llegada a más de 30 países.
Emplea a 1300 colaboradores y abastece a una red de más de 40 distribuidores y re presentantes, d esde sus nueve centros logísticos. Además de los productos mencionados, elabora leche chocolatada, dulce de leche, manteca, crema de leche, flanes y postres.
LOS DETALLES DE LA REESTRUCTURACIÓN
La compañía concluyó la semana pasada la reestructuración de su pasivo financiero, después de un proceso que duró seis meses. «Fue un proceso estratégico que tuvo como propósito el crecimiento. Se buscó que la empresa sea competitiva y sustentable en el tiempo», aclaran.
La negociación incluyó a seis entidades bancarias: BBVA, Galicia, Macro, Santander, HSBC y Nuevo Banco de Santa Fe, que representaban casi la totalidad del endeudamiento de la firma.
Los términos acordados implican la extensión de los vencimientos por cinco años hasta 2026, con un período de gracia inicial y amortizaciones de capital concentradas al vencimiento.
Las condiciones también comprenden una tasa de interés creciente, el otorgamiento de garantías reales por parte del accionista y la puesta a disposición de nuevas líneas de crédito de los bancos por aproximadamente $ 350 millones.
La empresa contó con el asesoramiento de la boutique financiera Finanzas & Gestión, que ya participó en otras transacciones del sector lácteo, como las reestructuraciones financieras de Verónica S.A. y de la cooperativa Sancor.
Ilolay tiene tres plantas en la cuenca lechera
«A partir de la difícil situación económica que atravesó la mayoría del sector corporativo, se vio forzada a reestructurar su endeudamiento financiero», que, según conocedores de la transacción, «se trató de un inconveniente manejable».
Fuentes vinculadas a la operación mencionan que la empresa «mantuvo las fuentes de trabajo, garantizó el pago de salarios, conservó las relaciones con sus proveedores y continuó operando normalmente , lo que le permite salir más fortalecida de este proceso que concluyó positivamente».