En lugar de festejar la posibilidad de vender más cara su producción, temen «que se complique el mercado interno» y el gobierno intervenga con algún mecanismo de «desacople». Ayer en Nueva Zelanda la leche en polvo se disparó 21%.
«Lo que parece una noticia alentadora, por ahí va tender a complicar el mercado interno». Fernando Córdoba, presidente de la Mesa de Productores Lecheros de Santa Fe (MeProlSaFe), consideró que la disparada del 21% que tuvo en Nueva Zelanda el precio de la leche en polvo es un signo de alerta antes que un motivo de festejo. Para entenderlo, basta recordar que una década y media atrás la suba de los precios internacionales motivó en el gobierno la implementación del entonces denominado «precio de corte» para las ventas al exterior; un tope que, con el objetivo de «desacoplar» los precios domésticos, impidió a los tamberos aprovechar aquella bonanza en el mercado internacional.
El salto a u$s 4.364 de la tonelada de leche en polvo (desde los u$s3.615 del evento anterior) «es una buena señal hacia adelante», pero «se tendrá que ratificar en 14 días, cuando se realice una nueva licitación; es una subida muy importante, que habrá que convalidarla; llama la atención tanto aumento», manifestó el dirigente.
De sostenerse, «sería bueno, porque destrabaría y seguiría permitiendo exportar lo que sobra de producción en Argentina», agregó en referencia al 25% de la producción nacional que actualmente se destina al mercado internacional.
Sin embargo, «el vaso medio vacío es que va a haber quizás una puja por la leche para seguir exportando y puede haber problemas en el mercado interno; que alguna empresa de las que no exporta se queje de que pierden leche en manos de exportadores». Así ocurrió en 2007, cuando la principal usina proveedora del mercado interno advirtió al gobierno nacional que no podía competir con las exportadoras por la leche cruda sin que se encarezcan sus artículos en góndola, dando origen a la intervención del sector. Por eso, dijo el santafesino, la inquietud de los productores bonaerenses responde a que «son los que más atados están a empresas del mercado interno».
En principio, una mayor competencia entre las usinas por la materia prima debiera beneficiar a los productores con mejores precios. Sin embargo, «lo que en otras partes del mundo es algo común acá lo vemos mal y enseguida se pide la intervención del Estado», advirtió el titular de MeProLSaFe.
Sobre la posibilidad de que el gobierno reedite herramientas para «desacoplar» el precio interno de las cotizaciones internacionales, Córdoba sentenció: «siempre termina ajustando hacia el tambero».
También lo sufren con la política de precios cuidados o máximos, que incluye demasiados artículos lácteos que apenas han recompuesto el valor en góndola entre 7 y 8% mientras la inflación ronda el 40%. Esa imposibilidad de recaudar más en góndola por parte de la industria es un freno al precio al productor. Si bien no se puede descuidar «la bendita, como dice el gobierno, mesa de los argentinos», tampoco se puede «masificar» la cantidad de productos con precios cuidados o máximos». Al respecto consideró que con que haya un queso o una leche «ya está, si la leche es leche». Pero no debiera incluir «un postrecito, un yogur o un queso que lleva meses de estacionamiento».
«Parece la perinola, pero en lugar de ‘todos ponen’ en realidad pone uno sólo; hay que tratar de que sea más justa esta contribución de productos a precios cuidados y no sea tan atomizada», planteó.
Por Juan Manuel Fernández
Fuente: https://campolitoral.com.ar/