En Uruguay se encuentra el caso de éxito de este productor, quien hace algún tiempo recibió una propuesta de una empresa para instalar en su predio una estructura que permitiera que los bovinos estuvieran a la sombra en épocas de intensos calores a lo que el mismo Veiga aceptó recibir las chapas (fabricadas con residuos industriales).
De acuerdo a lo explicado por el portal el Observador, el sistema productivo de este ganadero se desarrolla sobre 110 hectáreas en fracciones separadas, por lo que debe trasladar sus vacas para el ordeño y el pastoreo por caminos vecinales.
El productor dice “estoy en esto desde dejé el liceo a los 18 años y hoy tengo 56 y siempre he estado entre vacas”, teniendo en cuenta que hoy maneja un rodeo lechero con genética Holando, Jersery y animales Kiwi.
Veiga detalla que le propusieron usar como techo chapas elaboradas con materiales utilizados en la industria láctea que se desperdiciaban. Estas chapas fueron acompañadas de madera para las estructuras del galpón o espacio donde se posaban los bovinos.
“Me pidieron especialmente que todo se hiciera con las reglas indicadas, no de cualquier modo, respetando las medidas, con buenos cimientos, y así se hizo”, menciona Veiga.
El experto comenzó con el proyecto en primavera, de tal forma que en verano los animales ya podían disfrutar de confort gracias a la sombra que le permite conservar la humedad en el cuerpo, lo cual ayuda en la productividad.
En palabras de Veiga, “fue un verano muy caluroso, de día no se bajaba de 40ºC, la verdad era insoportable y los animales la pasaban muy bien ahí debajo de este techo”.
Este galpón o estructura que se encuentran en el predio de Veiga tiene unos cinco metros de altura en un extremo y cuatro en el otro con un ancho de 4 metros y unos 18 de largo. En este espacio, el productor está ubicando las vacas de preparto para optimizar el cuidado de esa categoría próxima a parir, teniendo en cuenta que la sombra logra cubrir unas 30 vacas.
Esta experiencia ha dejado mucha satisfacción para el productor, a tal punto que construyó otro techo para las terneras destetadas, de tal forma que estas crezcan en mejores condiciones en épocas de verano.
Para el caso de la época de invierno, la estructura sirve de abrigo para las condiciones precarias, por lo que Veiga colocó una especie de cama con fardos de paja, de tal forma que los animales se protejan de la humedad del suelo cuando hay heladas.
Veiga explica que lograr la misma eficiencia con un monte es casi imposible, porque la acción de la bosta y el orín genera un barro que junto con la lluvia humedece demasiado las raíces y los árboles se secan.
Sin embargo, “con esta idea, con madera tratada y cimientos de hormigón, eso no pasa y además se puede entrar con un tractor para limpiar, es cómodo para las vacas y para nosotros”, describe Veiga.
Este proyecto se convirtió para el productor en una solución económica, eficiente y sustentable para mitigar los efectos del estrés térmico en el ganado, lo que genera mejores resultados productivos.
Finalmente, cada chapa que ingresa a la cadena productiva y que es utilizada para generar sombra implica la reutilización de 28 kg de residuos de plásticos que se evita que lleguen a los vertederos y contaminen el ambiente.
Fuente: CONtexto Ganadero