Falta leche en el mercado, tanto en España como en el resto de Europa y a nivel mundial. Es una situación que viene marcada por el aumento de los costes de alimentación y por las sequías estivales, que redujeron la producción en Europa. La consecuencia es que los precios de la leche continúan al alza.
El informe de precios en España del mes de julio, que acaba de publicar el Ministerio, cifra el precio medio de julio en 46,3 céntimos (+ 2,5 céntimos en relación a junio). En el caso gallego, el precio se situó en julio en 44,7 céntimos (+ 1,6 céntimos sobre el mes anterior).
La tendencia al alza es previsible que se mantenga al menos durante septiembre, pues el verano vino marcado por una significativa reducción de la producción. Durante el mes de julio, las entregas bajaron en España de media un 5% en comparación con julio del año pasado, en tanto a nivel gallego se redujo la producción alrededor de un 3,2 %. Solo en Galicia fueron 8.000 toneladas menos entregadas en relación a julio del pasado año.
El problema para las industrias lácteas es que la caída de producción es a nivel mundial, con lo cual no se encuentra leche en el mercado para abastecer la demanda. Grandes zonas productoras mundiales como Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda produjeron menos leche en los últimos meses en comparación con los mismos meses del pasado año. En Europa, la mayoría de grandes países productores, como Alemania, Francia o Irlanda, también redujeron entregas en lo que va de año en comparación con el pasado ejercicio.
Competencia entre industrias
El escenario es pues propicio para que exista en el campo una disputa real por captar granjas. Tanto industrias lácteas como primeros compradores están en los últimos meses a trasladarle a las ganaderías ofertas incluso en el entorno de los 50 céntimos / litro, sobre todo a grandes explotaciones con las que buscan asegurarse un mayor abastecimiento.
El problema es que, en paralelo, esas mismas industrias y compradores mantienen contratos a precios muy inferiores con otras ganaderías, lo que lleva a que exista un amplio diferencial de precios. “Con industrias como Reny o Río constatamos este verano que tienen contratos en el campo desde 35 céntimos a 47 céntimos, con un diferencial de 12 céntimos”, explica Óscar Pose, de Unións Agrarias.
La cuestión es que los contratos anuales firmados en primavera tenían inicialmente un precio muy inferior al que es hoy en día el precio de la leche. Parte de las industrias, como Lactalis o Celta, fueron actualizando esos precios de los contratos anuales en función de la evolución del mercado, pero otras industrias fueron más reticentes a hacer cambios “y hoy se quedaron atrás en precios”, valora Pose, que apunta en esa línea casos como el de Larsa.
En la organización de productores de Unións, Ulega, las granjas que están con Lactalis o Celta optaron por firmar contratos trimestrales, que se revisarán a finales de septiembre. “La perspectiva que tenemos es que haya un incremento de precios, ya que las entregas de leche se mantienen bajas y la leche en los supermercados llegó ya en las marcas blancas a alrededor de 80 céntimos / litro (por los 60 céntimos de hace un año), en tanto las primeras marcas se sitúan por encima del euro”, señala Pose.
El mercado mundial también acompaña, pues mantequilla, leche en polvo y quesos siguen en cotizaciones récord, si bien con alguna ligera bajada en las últimas semanas, sobre todo en el caso de la leche en polvo. En el campo, en Europa en julio el precio siguió la tendencia al alza (+ 0,9 céntimos) y rompió la barrera de los 50 céntimos de media (50,3 céntimos en la UE-27), según los datos del Observatorio Lácteo de la UE.
Alimentación animal y cosecha de maíz
A pesar de los buenos precios de la leche, el horizonte para las granjas es de incertidume, pues los altos costes de alimentación animal son un serio condicionante. A eso hay que sumar la previsión de una mala cosecha de maíz.
“En Mazaricos, el tramo alto de precios de la leche en las granjas se sitúa alrededor de 47 céntimos / litro, algo por encima de la media gallega, pero con la alimentación animal las perspectivas no son buenas. En maíz, probablemente perdamos alrededor de un 30% en comparación con el pasado año”, valora Óscar Blanco, de la asociación Gandeiros de Mazaricos.
En zonas de la Galicia central, las pérdidas en la cosecha de maíz pueden ser aún mayores, lo que abre la posibilidad de que una parte de las granjas decidan reducir cabezas, bien con una menor recría o mandando un mayor número de vacas al matadero.
“Por el momento, en Galicia no se produjo esa situación de tener que matar animales por el aumento de costes, pero este año la situación del maíz es la que es. En zonas donde se haya sembrado tarde, con suelos ligeros, las pérdidas en la cosecha van a ser muy importantes” -señala Óscar Pose-. “Otros años se podía sustituir ese maíz con la compra de materias primas, pero a los precios que tienen hoy en día, es complicado”, valora.
Fuente: Campo Galego