El precio del litro de leche que se ofrece en supermercados aumentó entre un 17.3 y un 19.5 por ciento respecto a la semana pasada, al venderse entre $26.90 y hasta 27.50 pesos.
En tanto que en tienda de abarrotes se vende a $23 y 24 pesos, según la zona en la que se ubique el establecimiento.
Promotores de venta indicaron que los precios al consumidor de la leche de las marcas Zaragoza y Lala no son los mismos en todas las tiendas de autoservicio, y añadieron que aumentaron debido a que no han llegado a un acuerdo comercial con los proveedores.
El presidente del Consejo Estatal Agropecuario, Alfonso Lechuga, advirtió del alto impacto que tienen los incrementos en los principales insumos para el sector primario, como gasolina, energía eléctrica, gas, así como fertilizantes y granos para consumo animal, entre otros, lo que ha generado una mayor espiral inflacionaria en la producción de alimentos y, por ende, mayores precios al consumidor final.
A su vez, Carlos Loya López, asesor del Frente de Consumidores (Fedeco), exhortó a las familias a rescatar el hábito de comparar precios de los productos básicos para, de alguna forma, sacar mayor provecho al ingreso en el marco de esta espiral inflacionaria.
Indicó que el Fedeco trabaja en un análisis de precios y para ello se han dado a la tarea de realizar una serie de encuestas en diversas zonas de la ciudad para conocer los precios de productos básicos, aunque habría que considerar otros tantos servicios que ya se han tornado indispensables para la vida diaria, como el servicio telefónico e Internet, para conocer la carestía de la vida.
En referencia a los precios de la leche y de otros productos básicos para las familias, Carlos Loya indicó que siempre hay alternativas de compra más baratas, por lo que es necesario comparar precios y calidad de los productos.
Ejemplificó que hay un producto conocido como Nutrileche: si bien tiene un contenido del 60 por ciento de leche, el resto es otros agregados, se ofrece a razón de 18 pesos o poco más, lo que hace una enorme diferencia de los 26.90 y hasta 27.50 en que se ofrecen otras marcas en supermercados.
Apuntó que siempre se ha dicho que los supermercados dan mejor precio que las tienditas de abarrotes, pero en realidad, ahora están arriba en muchos productos; lamentablemente, la gente dejó atrás el hábito de comparar precios, en especial las nuevas generaciones, que ya ni siquiera se fijan cuánto vale un producto, sólo lo toman y pagan lo que les pidan.
Señaló que antes había una autorregulación de precios y era común escuchar a la gente decie “no vayas a esa tienda porque venden muy caro”, pero ya eso parece que quedó atrás.
El asesor de Fedeco dijo que la tiendas de abarrotes siguen siendo un buena opción de compra, aunque cada vez hay menos negocios con la expansión de supermercados y tiendas de conveniencia de conocidas marcas, con lo que está quedando atrás esa solidaridad del abarrotero con los vecinos, que lo mismo daba el fiado o hasta dejaba sacar la mercancía si faltaba uno o dos pesos con la promesa de “luego me los traes”, y esa forma de comercio permitía a la gente salir del apuro económico.
Insistió en que ante la ola de aumento de precios, es necesario volver a la comparación antes de adquirir la canasta básica para aligerar los efectos de la esperial inflacionaria, que ahora se percibe con mayor rigor.
Finalmente, consideró que muchos de los altos incrementos de los productos se deben a una serie de factores: desde la caída de la producción, la intervención o bloqueo de grupos del crimen organizado, así como el mismo interés de los grandes consorcios de atacar al mismo Gobierno federal a través de un descontrol de precios de los productos.