El cuidado de los terneros comienza en el preparto, hay que comenzar a cuidarlo en la panza de la madre, y si queremos ir más atrás preocuparse por el ternero es cuidar a la madre que dará a luz ese nuevo individuo. Para comenzar, Marcela Martínez (Inta Salta) propone comenzar por la etapa preparto y parto y de algún modo sitúa el cuidado en la madre de ese ternerito.
Planificar la crianza
La primera pregunta es ¿dónde quiero llegar? ¿Qué objetivo tengo en este proceso? ¿Lo sabe el equipo de trabajo? Por ello hay que planificar la crianza, y esto implica diseñar un protocolo donde estén claras las tareas, los relevos, la alimentación. Todos los involucrados deben participar en la redacción del protocolo y en las mejoras que pudieran introducirle.
La reproducción
La crianza exitosa no solo ocurre cuando nace el ternero sino en la madre que lo va a cobijar en su seno. La condición de la madre es fundamental en el futuro de ese ternero. La alimentación, el ambiente confortable e higiénico es determinante en el resultado de esa nueva vida. En esto, una cuestión fundamental es la ubicación de esa madre: debe ser un lugar tranquilo, con un ambiente relajado, bajo atención del equipo y con alimentación y agua abundantes y limpias.
El alojamiento
Es importante elegir bien el lugar donde va a arribar ese nuevo ternerito. Debe ser alto, estar seco y de dimensiones que permitan moverlo en los primeros días de vida. No deben hacinarse, debe estar a reparo y debe ser un sitio confortable que les permita tasas altas de crecimiento.
Debe tener cerca un área de asistencia puesto que hay algunos individuos que reclamarán temperatura y camas especiales. Allí deberán estar disponible los utensilios y las medicinas para esas tareas.
Ningún animal debe permanecer atado todo el tiempo. Se desaconseja la estaca pues le impide al ternerito expresarse y compartir con otros pares.
Las instalaciones
Esas áreas serán determinantes en los promedios que logremos de resultados sanitarios y de crecimiento. Deben tener sombra en verano y reparo de los vientos fríos en épocas invernales, deben construirse refugios y dotar de fuentes de calor para mejorar el confort, y con ese ambiente mejorar el bienestar y el futuro de ese individuo.
Los juegos son indicadores de bienestar y es necesario evitar situaciones estresantes de dolor, temor y angustias.
Observación y acción permanente en la crianza
El equipo debe integrarse con personas capaces de ver y actuar ante los desafíos que plantee la cría: estrés, calor, enfermedades, comportamientos y miradas son algunos de los parámetros que deben observar, vigilar y actuar aquellos integrantes especializados. Comprometida y capacitada correctamente debe ser la persona encargada de esa tarea y en ello el Club Tambero tiene materiales y asistencia.
Destete y recría
Hay que seguir cumpliendo con la nutrición adecuada sin cambios abruptos. El animal no debe percibir modificaciones muy fuertes en la vida de ese ternero. Necesariamente hay cambios en estas tareas y por ello deben estar muy claras en el protocolo y las responsabilidades de los miembros del equipo.
Es muy importante llevar registros de aquellos parámetros importantes para las evaluaciones posteriores: sin datos es muy difícil tomar decisiones que alienten o corrijan una determinada situación, al momento de ser evaluada por el profesional veterinario.
El nuevo ciclo
Recordemos que un buen proceso nos llevará a que a los 24 o 25 meses esa vaquillona pueda estar un buenas condiciones de de iniciar un nuevo proceso reproductivo, con un animal que tenga entre el 85 y 90% del peso adulto.
Dependiendo de la raza de los animales será el incremento de peso diario pero pensemos que una ternera Holando deberá tener ganancias de peso de entre 800 y 900grs diarios.
Inversión eficiente en la reposición
Las profesionales del Inta recuerdan que estamos a las puertas de un punto sensible en los números que tenga una explotación tambera puesto que la reposición a tiempo y con individuos maduros y bientratados se expresará en las estadísticas de rentabilidad de ese tambo.
La eficiencia hará reducir costos de alimentación, junto a un manejo sanitario y de mejora permanente desde el punto de vista genético serán parámetros determinantes en la viabilidad del proyecto productivo.
Chequear el manejo
El indicador principal es la baja mortalidad de un establecimiento lechero que debe estar en un 3% cuando nuestra producción sea madura y profesionalizada en el manejo. Hay que proponerse ir mejorando cada año, si tenemos un 10% de mortalidad hay que comenzar desde allí e ir reduciendo estas cifras.
A partir de esto el objetivo es obtener terneros sanos, que enfrenten la etapa siguiente con el mejor porte y estado, y para ello habrá que tener registro y seguimiento de las ganancias diarias de peso. El objetivo sería duplicar el peso vivo a los dos meses. Cuando el ternero se le discontinúa el consumo de leche debiera estar con un consumo de entre 1 y 1,5kgs de alimento balanceado diario.
¿Cómo impacta la mortalidad de nuestros terneros en nuestro rodeo?
Un dato interesante compartido en este encuentro es que un 34% no sabe, no tiene datos sobre mortandad y un 11% de los productores tiene más de 10% de muertes de terneros en rodeo. Ahí se puede apreciar que hay mucho para mejorar.
Los profesionales del Inta cuentan que hay integrantes de equipos de trabajo en tambo que llevan registros sobre muertes de terneros pero no saben analizarlos ni conocen las causas de esas defunciones.
Se hizo también hincapié en que el objetivo no es solo evitar la mortandad sino evitar que sufran y luego puedan expresar su potencialidad en el futuro.
Para quienes aún han descargado el material, El Club Tambero recuerda que están disponibles las cinco fichas que a modo de guía publicó este portal para que puedan aportar información sobre sus rodeos.
Por Osvaldo iachetta / Redacción TodoLechería