El auténtico poder de la comunicación está en saber escuchar, no en hablar. De hecho, siempre comparto la idea de que necesitamos escuchar un 80% del tiempo y hablar sólo el 20%.
No se trata sólo de economía de palabras, sino de que, conceptualmente, el proceso de conectar con las demás personas a través del uso del lenguaje, acompañado por los gestos y las emociones, se basa en la habilidad de interpretar y acompañar lo que los demás comparten con nosotros.
Desde que nacemos hemos sido entrenados en el arte de hablar. ¿Será por aquello de la estimulación temprana para que hablemos de bebés que nos ha quedado tildados eso de hablar y hablar, y escuchar mucho menos?
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CÓMO ENTRENAR TU ESCUCHATORIA
Seguramente conoces los cursos de oratoria; de hecho, tengo muchos libros publicados y entrenamientos en línea y presenciales sobre este tema.
La propuesta de ahora en más es en desarrollar la capacidad de escuchatoria, que es justamente lo opuesto, aunque complementario. No se trata sólo de quedarte ausente, en silencio, sino de poder de estar presente con la otra persona, mientras se expresa.
Para que tus puentes de contacto con los demás se tiendan firmes, sobre bases sólidas, y realmente conecten, es necesario que desarrolles la escucha activa.
Se trata de la capacidad de conectar con total presencia: física, mental, afectiva y de espíritu, para que, de esa forma, puedas establecer un contacto más genuino con nosotros y los demás.
El hacerlo de esta forma te traerá como beneficio que, con el tiempo, irás silenciando el ruido mental, los pensamientos que circulan a toda velocidad y los juicios e interpretaciones mientras los demás hablan.
Estas cuatro ideas te van a ayudar a hablar menos y escuchar más:
- Mantén permanentemente contacto visual
- No interrumpas ni interfieras en lo que te están diciendo
- Serena tus pensamientos para conectar con las personas,
- Deja de preparar contra-argumentos mientras te hablan.
Fuente: Daniel Colombo – Título adaptado por Cecilia Agradi