“Ya no estoy tomando leche”, una frase que usted ha escuchado y que, tal vez, ha dicho durante los últimos años.
La realidad es que el consumo de leche de vaca en Colombia ha visto una caída importante y las razones atraviesan los nuevos hábitos de los consumidores, los costos del producto como efecto de la inflación y un mercado que se está diversificando y que es cada vez más competitivo.
Cifras que entregó la Asociación Colombiana de Procesadores de la Leche (Asoleche) a Forbes evidenciaron que hay una caída sostenida en el consumo de lácteos durante los últimos dos años: en 2022 fue del 9% y en 2023 fue del 6%. En 2024 la curva que registra el gremio lechero muestra recuperación, pero apenas va creciendo en 0,49%. Sin embargo, el panorama en el consumo masivo sí va en números rojos. La consultora de comportamiento del consumidor NielsenIQ este año ha evidenciado una contracción de la industria láctea en consumo masivo en un 3% con corte a julio.
La inflación ha sido el “villano” de la película en la economía del mundo durante los últimos tres años y la leche no se salvó. En 2022, los precios aumentaron 24% durante el primer trimestre si se compara contra el mismo periodo de 2021. En marzo de 2023 los precios empezaron a ceder mes a mes. El resultado: en agosto de este año el IPC anual fue de 1,2%, pero en comparación al mes anterior, la variación fue negativa en 0,38%. Los datos este apuntan a que el 2024 parece dar un respiro al sector, pero todavía queda mucho por “ordeñar”.
Tras cada vaso de leche hay una cadena que involucra a los proveedores de insumos agropecuarios, los productores y los consumidores. Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) desde finales de 2021 y mediados de 2023 se registró un comportamiento al alza en los insumos y materias primas para la elaboración de leche cruda de vaca en Colombia. En pocas palabras: los costos subieron y, por ende, los precios finales también, pero la rentabilidad no.
La Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan) realizó un estudio en el que se evidencia que al poner la lupa en el precio constante del litro de leche pagada al productor, sin el factor inflacionario total, el precio remunerado en junio de 2024 es equivalente al de diciembre de 2021. A pesar de que los costos de producción han aumentado significativamente, lo que recibe el campesino que produce la leche se ha estancado. En un plano reciente Asoleche estima que desde enero hasta julio de 2024 el precio real pagado al productor ha caído un 7,6% y con una demanda en rojo, el país ha tenido que ver a través de los noticieros nacionales cómo los campesinos tienen que botar litros de leche que no se vende.
“CON LECHE DE ALMENDRAS, POR FAVOR”
Otro papel crucial en el ajedrez del mercado lechero es la competencia en sus diferentes presentaciones. El primer sustituto que usted puede pensar es, probablemente, la leche de almendras, de soya o de avena. Sin embargo, estas bebidas siguen siendo una categoría de nicho. De acuerdo con cifras de NielsenIQ, en el canal moderno (e-commerce y redes sociales), por cada 57 litros de leche larga vida vendidos, solo se vende un litro de bebidas vegetales. En una revisión a las cifras, Euromonitor estima que la leche de vaca fue de US$1.237 millones en 2023, mientras que el de las leches vegetales fue de apenas US$39.900 millones, pero esta categoría ha crecido 198,9% entre 2019 y 2024 y crecerá 83,2% de aquí a 2029, el mercado de la leche de vaca crecerá apenas 31,8%.
Para los defensores del mercado de leche, las bebidas vegetales no sustituyen las vitaminas A y D, ni el calcio que aporta la leche. Y en términos nutricionales en las primeras etapas de vida el consumo de leche de vaca es aprobado por expertos de la nutrición. Sin embargo, el debate es más amplio cuando se trata de la etapa de adultez, cuando se empieza a presentar intolerancia a la lactosa y alergias a la leche. Mary Vitale, médico con certificación en nutrición integrativa, dijo a Forbes que nutricionalmente no se puede comparar la leche de vaca con las bebidas vegetales. “Nutricionalmente es totalmente distinto, porque en las fuentes de origen vegetal, la proteína es menor, es de otra calidad, no es que sea mala, es distinta”.
El embrollo es que, a pesar de los valores nutricionales, cerca del 80% de la población mundial es intolerante a la lactosa, según un estudio publicado por el Hospital Universitario Ramón y Cajal. Si bien cada dieta es distinta y depende de condiciones específicas de salud, todo apunta a lo mismo: el consumidor colombiano está optando por disminuir el consumo. Kantar encontró que hace tres años los hogares colombianos compraban leche cada siete días; hoy lo hacen cada 10 días.
Una sombra que ha oscurecido el camino de este mercado es la leche en polvo importada. El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo encontró que el 62,2% de la leche en polvo importada por Colombia en 2023 provino de Estados Unidos y se estima que el subsidio que este país ha implementado para el producto ha causado daño a la producción nacional. Con esto coincide el presidente de Fedegan, José Félix Lafaurie. “Algunas de las importaciones de leche en polvo subsidiada de los Estados Unidos son de un gran impacto, sobre todo en el pequeño y mediano lechero en Colombia”, dijo a Forbes. Y es que en 2023 hubo un aumento del 13,12% en las compras de leche en polvo subsidiada. Con estos hallazgos, a mediados de septiembre de este año la cartera de Comercio tomó cartas en el asunto y puso un derecho compensatorio provisional ad valorem del 4,86% por cuatro meses para este producto en aras de proteger la industria nacional.
¿UN SECTOR QUE SERÁ RESILIENTE?
A pesar de todo, la leche larga vida es la categoría más relevante del sector lácteo. NielsenIQ calcula que de cada $100 que un consumidor gasta en lácteos, $47 se destinan a esta categoría. El sector tiene esperanzas en impulsar el consumo de leche de vaca y se está buscando cumplir este objetivo junto al Gobierno Nacional. Asoleche dijo a Forbes que se está estudiando incrementar la compra pública en instituciones como las Fuerzas Militares, el ICBF y el PAE.
Las “caras” que encuentra el consumidor en los supermercados son las de “los titanes de la leche”. Según Euromonitor, los líderes de este mercado en el país son Alpina, Colanta y Alquería.
Alquería dijo a Forbes que ha pasado de ser una empresa centrada exclusivamente en productos lácteos a convertirse en ”una empresa multimarca y multicategoría de alimentos y bebidas”, con un portafolio que incluye quesos, snacks nutritivos, esparcibles, cremas, entre otros. Con esta apuesta, la compañía ha integrado marcas como Del Vecchio, Vitad y Freskaleche.
Aún así, la leche es un producto “fundamental” para la empresa, la cual asegura que “es innegable que el país tiene un reto para reactivar el consumo de la leche. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo per cápita de leche en Colombia hoy está por debajo de las recomendaciones internacionales”.
Alpina declinó la solicitud de Forbes para responder un cuestionario relacionado con el tema.
Productos como la crema de leche y la leche condensada han mostrado comportamientos positivos en el consumo masivo. NielsenIQ encontró que curiosamente estos dos productos han experimentado un desarrollo notable, con aumentos de consumo del 20% y 7% respectivamente. “Aunque aún representan una pequeña porción del mercado, su presencia en las preparaciones diarias de los colombianos está en aumento, abarcando más momentos de consumo”, dijo la firma de investigación.
El panorama muestra múltiples desafíos y un camino “culebrero”, porque el mercado se enfrenta a un consumidor “hiperinformado” pero con ideas inexactas sobre los pros y contras de la leche y sustitutos para el paladar que se encuentran en el mercado. Será entonces el tiempo quien arroje los resultados de las tácticas que se están implementando para “ver el vaso medio lleno”.
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