El Partido Colorado prioriza la lechería en su agenda de 2022, con Nueva Zelanda como faro
Las fuerzas de la coalición y de la oposición están en puja, y el Partido Colorado ya empezó a definir sus prioridades para el año próximo. Esta semana, el lunes, sesionó el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado (CEN) y definió que la lechería sea “prioridad de su agenda del año que viene, a partir de las propuestas que pueda efectuar el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca”.
El Partido Colorado propone mirar a Nueva Zelanda, como cuando hace 50 años la miramos para desarrollar la industria forestal. En eso coinciden los dos técnicos que visitaron el lunes el Comité Ejecutivo del Partido Colorado: el Ingeniero Agrónomo Guillermo Trajtenberg, asesor del director del Banco República y columnista de La Mañana, y el economista Carlos Steneri.
Trajtenberg presentó un informe que analiza la situación del sector y sus posibilidades de futuro, Y Sténeri, que está vinculado a la lechería porque por su familia materna tiene tambo, fue invitado por el secretario general del partido, Julio María Sanguinetti.
Steneri ha estado en contacto con diversos actores del sistema para analizar el tema, como el Instituto Nacional de la Leche, productores y empresarios, y nos contó cuáles son algunos de los problemas que enfrenta la industria.
Una de las propuestas que está a estudio del CEN es el modelo “sharemilking”, que es considerado el motor y corazón del sistema de producción que ha posicionado a Nueva Zelandia como uno de los principales productores de lácteos en el mundo. “Este sistema se encuentra muy extendido (más del 30% de los tambos están bajo esta modalidad) y funciona de la siguiente manera: el dueño del campo y un “sharemilker” (quien se encarga de la producción) comparten un porcentaje de las ventas de la leche y los costos.
Existen diferentes tipos de acuerdos iniciando en 80-20, pero el sistema predominante consiste en un reparto 70-30”, dice la propuesta.
Generalmente, el “sharemilker” se encarga de los costos variables asociados a la producción de leche, mientras que el dueño del campo y el ganado, asume los costos y las mejoras fijas recibiendo un 70% de los ingresos. En la medida que el “sharemilker” es más eficiente y aporta más capital (maquinaria, ganado, u otros activos) puede progresivamente acceder a contratos más favorables llegando a sistemas de 50 y 50.
De todas maneras, Steneri destaca que los modelos, como el neozenlandés, sirven para inspirarse, pero no para copiar.
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