Con una economía en mejor situación, los productores deberán invertir en pasturas, en genética animal, innovación, instalaciones y capacitación del equipo
La lechería pasó por momentos muy complicados en 2022 y 2023 por efecto de la falta de lluvias y de los bajos precios del producto. Recién en 2024 empezó a tener valores un poco más altos que permiten contar con algunos recursos para la reconstrucción de las empresas.
Diego Curat, director de la consultora AZ-Group, analizó el tema y dijo que para ello es crucial establecer prioridades claras. “En primer lugar, habrá que invertir en la restauración de las pasturas y en el estado y salud del rodeo. En segundo término, enfocarse en las mejoras de infraestructura en áreas que impacten directamente en la productividad. Por último, habrá que planificar una estrategia de gestión financiera que permita enfrentar de manera efectiva las deudas pendientes y maximizar el uso de cualquier apoyo financiero disponible”, expresó. El directivo resaltó que la necesidad de revitalizar las empresas lecheras es imperativa para asegurar la sostenibilidad y la rentabilidad a largo plazo.
Cómo empezar la reconstrucción
La producción tambera venía mal en 2022, pero tuvo un segundo semestre de 2023 mucho peor por precios de la leche muy bajos, relegados frente a la inflación a partir de regulaciones oficiales en el mercado de lácteos. Las empresas también sufrieron aumentos de precios del alimento y del combustible por devaluación del peso, escasez de lluvias, problemas para el abastecimiento de insumos, etc. “Todos estos factores determinaron que la producción de leche fuera un muy mal negocio en ese momento”, expresó Curat.
A partir de principios de 2024 se produjo un aumento importante en el precio de la leche, que le permite a los productores volver a tener rentabilidad, con un valor del orden de $403 por litro para la liquidación de junio. “Esta recomposición ha dado un poco de respiro al sector”, contó Curat.
“En lo que va de 2024 hubo temperaturas benignas en abril y mayo, que permitieron implantar pasturas y alcanzar un buen desarrollo inicial de las plantas, tras lo cual sobrevinieron 40 heladas. Y hay muchos interrogantes sobre la evolución climática primaveral”, prosiguió.
Llegados a este momento, la intención de los productores es comenzar la recuperación del sistema productivo y del estado económico-financiera de las empresas. Para ello hay que establecer prioridades. “En primer lugar, habrá que invertir en la restauración de las pasturas y en genética animal, lo que nos define el largo plazo. En segundo término, será necesario enfocarse en las mejoras de infraestructura en áreas que impacten directamente en la productividad en el corto plazo, idealmente dentro del ejercicio. No son momentos para inversiones de largo plazo, sino de las que generen impacto productivo y económico en poco tiempo. Por último, hay que planificar una estrategia de gestión financiera que permita enfrentar de manera efectiva las deudas pendientes y maximizar el uso de cualquier apoyo financiero disponible”, enumeró Curat.
Al analizar en detalle las propuestas, dijo que actualmente hay buenas relaciones insumo/producto entre los precios de la leche y del maíz, entre la leche y la soja, sobre todo luego de las bajas de valores de los últimos días, y entre la leche y la siembra de pasturas.
Es decir, se necesitan menos litros de leche para comprar estos insumos que en la situación histórica. También hay una relación favorable entre la leche y los fertilizantes, lo que permitiría potenciar pasturas con nitrógeno para la generación de pasto que se necesitará en esta primavera. No obstante, aclaró que se empieza a ver inflación en dólares en costos de estructura y servicios (siembra, pulverización, cosecha, ensilaje, etc.) y en otros costos cotizados en pesos.
Las instalaciones de tambo juegan un papel crucial en la eficiencia de la producción. “Con recursos limitados, es importante priorizar las mejoras que generen el mayor retorno sobre la inversión en el menor tiempo posible”, destacó.
En la gestión financiera es fundamental mantener relaciones con los diferentes referentes del sector (bancos, sociedades de garantía recíproca, compañías de servicios financieros, etc.), cuentas abiertas, carpetas actualizadas en información y líneas de crédito preacordadas, para estar atentos a las diversas oportunidades que va presentando el mercado.
Por otra parte, es más importante que nunca generar relaciones de largo plazo con los proveedores de insumos y servicios. A medida que las condiciones económicas vayan cambiando, nuevamente habrá que gestionar plazos de pago más largos, tasas de interés más bajas o consolidación de deudas que puedan proporcionar el respiro necesario para reinvertir en la producción. Consultar con expertos financieros también puede ser beneficioso, según el asesor.
Para los tamberos puros endeudados con entidades bancarias, la refinanciación debería orientarse a créditos en pesos, que solo se ofrecen con plazos cortos. Los que combinan tambo con agricultura pueden inclinarse por préstamos en dólares con plazos más largos.
“Estamos transitando un año en el que le leche vale porque la producción y los stocks han caído, pero el consumo interno de lácteos no tira y las industrias comienzan a retacear precios y no cumplir compromisos pactados. En ese escenario, hay que convalidar siempre las relaciones con la industria y estar muy atento a los comentarios del mercado para diversificar riesgos”, aconsejó.
Hacia adelante
Curat resalta el concepto de robustez adaptativa de los empresarios lecheros argentinos, que les permitió sobrellevar tantos momentos difíciles, sobre todo en el segundo semestre de 2023 teniendo que utilizar reservas generadas en años anteriores o endeudarse en muchos casos. Para 2024 propuso desarrollar una mirada estratégica de largo plazo, para pensar hacia dónde va el sector y cada empresa en particular. Subraya el concepto de transformación, que reúne la innovación y el cambio.
“La Argentina obliga continuamente a ser muy ágiles en las tomas de decisiones; al productor le cuesta mucho salir de la diaria y del corto plazo. Pero debe generar espacios de tiempo de calidad para pensar en el largo plazo y desarrollar una estrategia de la empresa que le permita seguir siendo competitivo en el futuro. Para ello, debe alinear los equipos, las inversiones y los procesos, en busca de rentabilidad, que es la base de la sustentabilidad”, remarcó.