Hablamos de lechería, una actividad estancada desde hace años donde el sujeto social, los productores caen como moscas porque se están perdiendo muchos tambos en la Argentina.
Veremos dos caras de una misma moneda: por un lado la tecnología invertida en los establecimientos lecheros tales como instalación de robots en la guachera hasta cruzar razas lecheras para que se adapten mejor a cuestiones como el cambio climático.
Pero este tipo de soluciones son individuales de parte de empresas o productores como respuesta a problemas de su entorno.
La segunda cara tiene que ver con el colectivo de no poder encontrarle el rumbo a la lechería. Meprolsafe intenta reavivar un debate pendiente desde 2002 : cómo se cobra la leche, ya que tamberos no cobran bien porque venden por cantidad y no por calidad. Si uno quiere hacer una leche mejor ¿La pagarían?
El eterno contraste entre historias individuales que valen oro en un entorno que se cae a pedazos porque no resuelve hacia dónde vamos como colectivo.
Fuente: Bichos de campo