Los nuevos propietarios de la empresa La Nueva, cuya planta fabril se encuentra en Pilar, a la vera de la traza vieja de la ruta 9, a unos 40 kilómetros al sur de Córdoba capital han invertido más de un millón de dólares en diversas innovaciones para automatizar procesos, entre ellas una línea completa para producir leche en sachet larga vida.
Por estos días se está ajustando el proceso de producción de esta nueva línea compuesta por el esterilizador de leche, un homogeneizador y la ensachetadora que produce hasta el empaquetado final. La capacidad productiva que tiene es de 50.000 litros por turno de proceso, considerando turnos de 8 horas. “A su vez, hemos comprado una ensachetadora que nos permitiría trabajar 70.000 litros de leche por turno”, destacó el licenciado Julio Cuadros, gerente de producción de La Nueva, cuyos productos tendrán un agregado ya que la nueva marca será La Nueva Romipal, incorporando el sello y marca que Daniel Fernández, principal accionista de la compañía construyó desde Navarro en la provincia de Buenos Aires, y ahora trasladó a Pilar, en Córdoba.
Consultado sobre las ventajas de operar con leche larga vida en sachet, Cuadros dijo: “Es lo mismo que compra cualquier vecino con la leche en caja, es decir no necesita cadena de frio o condiciones especiales de almacenamiento; esta línea es capaz de hacerlo pero en sachet. La gran diferencia está en el costo de procesamiento entre una tecnología y otra que va a permitir llegar al mercado con un precio de venta final más accesible al consumidor, algo indispensable en los tiempos que corren”.
La ventaja no solo es para el consumidor, sino para el dueño del supermercado o negocio que lo venda también implica que no va a tener los sachet en la heladera y va a poder aprovechar ese frío que genera en enfriar productos de mayor valor, y al producto este lo puede tener en góndolas ofreciéndolo a los clientes.
“La línea completa que compramos tiene la capacidad de ensachetar 50.000 litros de leche en un solo turno de proceso. Creemos que el óptimo va a estar a partir del segundo turno así que apuntamos a que esa planta procese 100.000 litros de leche en un futuro inmediato. Al comprar la línea completa, lo que permite es diversificar y no solamente dedicarse a leche; podemos hacer en esta línea chocolatadas larga vida sachet, cremas larga vida sachet sin necesidad de frío; además de sus diferentes presentaciones, desde 500 mililitros hasta 2 litros”, apuntó Cuadros.
Un periodista de TodoAgro fue testigo del desembalaje de la línea completa que es una tecnología desarrollada en Colombia que está presente en más de 30 países del mundo.
Un mercado con muchos cambios
Es bien sabido que el consumo de la leche fluida en Argentina es de alrededor del 20% del total de lácteos, en el orden de los 35 litros por habitante/año, y es casi igual el consumo de leche refrigeradas y no refrigeradas. Cuadros ayudó a entender cuáles son los cambios que se han dado en los últimos años en ese segmento: “En gran medida lo que ha cambiado es el mercado. Nos tenemos que retrotraer hacia atrás para entender el por qué. Mirando atrás, en Argentina está faltando un gran jugador en el mercado de leche fluida que es SanCor, y que al dejar el espacio libre, el ecosistema de empresas lácteas se modificó. Esa leche que entraba en gran cantidad a SanCor fue a parar a empresas de mayor porte e incluso pymes también, y pasaron a ser quesos. Entonces quedó el espacio de la leche fluida un poco a la deriva, sobre todo el sachet, donde SanCor y Serenísima eran los actores principales. Esta es la historia para contar dónde nosotros encontramos el hueco”.
Frente a ello y respecto a la pregunta de ¿por qué cómo empresa habiendo otras alternativas, decidieron apostar a la leche sachet?, Cuadros explicó: “Porque en los últimos tiempos, el consumo de leche en Argentina se ha modificado, no solo en volumen, sino que cualitativamente. Argentina va hacia un consumo básico donde podríamos decir que el grueso de la comercialización, más que nunca, está en 3 o 4 productos. El poder adquisitivo de la gente ha caído y el consumo se deriva a alimentos y presentaciones básicas”.
Agregó que “nos atrevemos a dar este paso porque no lo podríamos hacer en el segmento del sachet tradicional. La logística refrigerada que requiere está vedada para una pyme. Por eso la posibilidad de comercializar con una logística que no requiera frío permanente nos facilita la tarea e incorporarnos al sector”
El responsable de producción de La Nueva puntualizó que “las prestaciones del producto son iguales al tetrabrik, se propone un producto con duración de 180 días, sin necesidad de permanecer refrigerado. Lo único que cambia es el envase. Para ello, hemos desarrollado proveedores locales para lo que es el plástico que compone al producto, hay dos proveedores de industria nacional. La ventaja que tenemos con otro tipo de envasados asépticos es que podemos elegir el proveedor”.
Preguntado por el precio al que podría salir el producto, Cuadros indicó: “Podríamos arriesgarnos a decir que saldría al mismo precio que un sachet tradicional. Puede haber un diferencial de $1 por el costo del sachet”.
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Una empresa que le hace honor a su marca
Daniel Hugo Fernández es socio propietario de La Nueva, y tiene más de dos décadas en el negocio lácteo: “Arrancamos con una fábrica en la zona de Navarro, provincia de Buenos Aires en el 2.000, fuimos incorporando tambos con el crecimiento para poder tener abastecimiento de leche propio. En ese momento eran 10 o 15 mil litros y hacíamos los productos tradicionales, cremoso, tybo, muzzarella, quesos duros con los que ganamos premios en Mercoláctea”.
La empresa de Fernández se llama Romipal (marca que ya se agrega a La Nueva, quedando La Nueva Romipal) y creció fuerte en 20 años: “Sumamos remitentes y llegamos a elaborar 70.000 litros en un momento. Vendíamos mucho a Día, una cadena nacional de supermercados y hacíamos los productos con su marca, llegamos a hacer diez productos bajo esta marca. Es complicado este negocio para la pyme, tuvimos un negocio bueno pero después se empezó a complicar porque manejaban los precios, manejaban los pagos, siempre veníamos con precios atrasados hasta que dejamos de venderle a Día”, indicó el empresario lácteo que además posee tambos en la Cuenca del Abasto de Buenos Aires.
Consultado respecto a la decisión de trasladarse a Córdoba, Fernández indicó: “Los caminos en Buenos Aires son muy complicados y teníamos tecnología de punta, habíamos comprado equipos que no pudimos instalar. Influyen mucho las cuestiones climáticas, se rompían camiones, no teníamos fletes para la leche por los caminos. Eso fue en el 2015 y decidimos con Julio Cuadros intentar algo en Córdoba. Estuvimos en el Parque Industrial de Villa María y vinimos a visitar esta planta. Nos entusiasmamos con esta planta y empezamos a negociar con Daniel Brasca. Recién en el año 2019 pudimos concretar la negociación y compramos La Nueva en marzo de 2019”.
Cabe destacar que La Nueva SA posee un predio de catorce hectáreas, tiene 40 empleados y procesa alrededor de 60.000 litros diarios. “Lo que me entusiasmó fue que estaba sobre la ruta, hay gas natural, allá teníamos caldera a leña, y la energía acá en Córdoba es excelente, hay buenos servicios, además la producción está cerca. Son cosas que nos gustaron del proyecto. De entrada lo que quisimos hacer fue mejorar la calidad de los productos, fue la primera norma, las empresas que andan bien son las que hacen buena calidad. Tener una calidad como las primeras marcas siendo una marca no conocida pero que nos lleve al éxito la calidad por sobre todo”, dijo Fernández. Añadió que “inicialmente se hizo una inversión fuerte al comprarla y después se compraron muchos equipos nuevos y se trajeron equipos de Buenos Aires que estaban sin usar”.
Vea la entrevista con Daniel Hugo Fernández en TodoAgro TV
Fuente: https://www.todolecheria.com.ar/