La veda a las exportaciones no sólo afectó a los productores ganaderos sino también a los lecheros, que pierden dinero cuando sus vacas “de descarte” no de pueden exportar.
El cierre de exportaciones de carne vacuna no solo perjudicó a los productores ganaderos de carne si no también a los tamberos, que venden sus vacas cuando ya no pueden ser ordeñadas. Esos animales que ya no dan leche se destinan a la exportación, y tienen como principal destino a China, donde eso cortes con hueso se comen luego de ser hervidos varias.
“La valorización que la denominada ‘vaca descarte’ experimentó en los últimos años, a raíz de las compras de China, repercutió positivamente en el bolsillo del tambero promedio y contribuyó a aliviar tanto la situación de quebranto recurrente del negocio lechero como la falta de financiamiento”, indicaron en un comunicado las organizaciones que representan a los tamberos de la provincia de Buenos Aires (Carbap, la Sociedad Rural Argentina, la Unión de Productores de Leche de Cuenca Mar y Sierras, USV Abasto y la Cámara de Productores de Leche de la Cuenca Oeste).
Destacaron que “los tamberos también son ganaderos” y consideraron que la decisión del Gobierno traerá como consecuencia “la caída de entre el 10% y el 20% del precio de la vaca en sus diversas categorías”. Además, afirmaron que impactará de “lleno” en la economía de los establecimientos, que desde julio del año pasado arrojan valores negativos.
El comunicado de las entidades bonaerenses.
Historias cordobesas
Alejandro Galeano, de 46 años, continuó el legado de su padre Norberto en la producción de leche en un establecimiento ubicado en Marcos Juárez. Hace 20 años decidió unirse a otros tamberos de la zona y formaron un pool en Córdoba donde junto a otros cinco socios comercializan la leche y la venden a fasón.
“Algún día nos encantaría tener una industria pero en el contexto del país es complejo. Hoy en día tenemos el problema que existió toda la vida que es lo poco que nos entregan por el litro de leche”, admitió Galeano.
Con respecto a las ventas al exterior, el cordobés explicó que en promedio, a nivel nacional, se calcula que en un tambo hay un 20% de vacas de descarte. “Vender animales empuja nuestro negocio que es producir leche. Muchos tambos que están en crisis venden vacas viejas que estaban a buen precio por las exportaciones para salvar su economía”, explicó.
Hace dos semanas, por el efecto del cepo, en el Mercado de Liniers hubo una suba del 5% en los precios de las categorías de ganado de consumo interno, mientras que los valores de exportación se derrumbaron hasta un 20%.
En ese entonces, Galeano tenía planeado cargar hacienda pero decidió frenar la operación. “La lechería es muy inestable en la Argentina: si a fin de año el precio de la leche no alcanza para cubrir los costos de producción, la ganancia proviene de la venta de vacas”, concluyó.
En tanto, Gerardo Yoma es uno de sus socios en el pool: veterinario y productor lechero en la zona de Villa María, a 120 kilómetros de Marcos Juárez, trabaja en un tambo que pertenecía a su abuelo materno.
“Luego de varios años de analizar cómo pasar de entregar la leche a venderla tuve la oportunidad de ingresar al grupo Marcos Juárez, donde tenemos un sistema de comercialización con negociadores que consiste en tratar de acordar un precio mínimo de litro de leche antes de comenzar el mes”, comentó.
“Hoy, la situación de los tambos no es fácil ya que es un sistema de producción muy complejo, no solo en eficiencia de producción y rendimientos, si no también porque dependemos mucho de los precios de los commodities como la soja, que es el principal ingrediente en la dieta de las vacas, el maíz y el petróleo. Venimos de un año muy complicado donde la renta del sector es muy baja a nula”, afirmó el médico veterinario.
Vale recordar que tanto la oleaginosa como el cereal marcaron valores récord el mes pasado con cifras que alcanzaron los US$600 y los US$300 en el Mercado internacional de Chicago, respectivamente.
“Por si todo esto no era suficiente, las últimas medidas del Gobierno pueden traernos un mayor problema financiero. Lo más incomprensible es que el cierre de las exportaciones es total, sin tener en cuenta que la carne de vaca de rechazo no se consume en la Argentina. También destruimos algo que en cualquier relación comercial es fundamental: la confianza de los mercados internacionales. Es muy difícil proyectar, planificar e invertir si permanentemente nos cambian las reglas de juego”, destacó el cordobés.
Fuente: https://tn.com.ar/