El director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), Luis Calabozo, ha hecho balance de cómo se está desarrollando el año 2022 para la industria láctea española, un año que califica como complicado. El 2022 está “marcado por la incertidumbre y la espiral inflacionista de los costes de producción”, que están recortando los márgenes de las industrias, que no han trasladado a la distribución el aumento del precio de la leche en origen (precio pagado por la industria al ganadero), y de sus propios costes de producción.
El director general de la Federación ha señalado que la industria láctea está sufriendo especialmente la subida en el precio del gas y de la electricidad, ya que es un sector intensivo en consumo de energía. Además, el alza del coste de las materias primas para los ganaderos se está trasladando al precio de la leche en origen, que ha aumentado ya un 45% en lo que va de año, y que se espera que acabe el año en un valor significativamente superior. Sin embargo, el precio de venta al público de la leche líquida ha registrado un incremento de tan solo un 25%.
Luis Calabozo ha querido destacar que, pese a la dificultad del contexto y el aumento continuado del precio de la leche en origen, la industria transformadora mantiene su compromiso retributivo con los ganaderos y ganaderas. “Desde la entrada en vigor de la Ley de la Cadena Alimentaria, no consta que se haya registrado una sola denuncia por parte de los ganaderos”, ha afirmado.
Además, la industria láctea tiene un firme compromiso con las más de 30.000 personas que, de forma directa, trabajan en el sector. Prueba de ello es el convenio colectivo nacional firmado a principios de año con las principales organizaciones sindicales que recoge una subida salarial anual ligada a la evolución del IPC hasta diciembre de 2024.
Calabozo ha recordado que más del 99% de la industria láctea nacional está compuesta por pequeñas y medianas empresas, que ahora ven amenazada su supervivencia. De la misma manera, ha recordado que la industria láctea es un sector estratégico para la supervivencia y la revitalización de la España rural, pues contribuye a la fijación de población en los territorios con menos densidad, gracias a su contribución en forma de empleo de calidad, siendo la única actividad industrial en numerosas zonas de la España rural.
Por eso, ha reclamado una retribución justa para todos los eslabones de la cadena alimentaria, que permita evitar el cierre de empresas, la destrucción del empleo y la desaparición de granjas de vacuno, ovino y caprino de leche.
En este sentido, Calabozo ha añadido que se debe proteger también a la industria transformadora, de la misma forma que se protege al resto de los eslabones, tal y como recoge la Ley de Cadena Alimentaria. “Para ello, es necesario que la leche deje de usarse como producto de atracción de consumidores por parte de ciertas cadenas de distribución”, ha afirmado.
Fuente: Agroinformación